Fue un desfile de canciones inoxidables a cargo de una galería de artistas talentosos, punteados por charlas en las que el protagonista recorrió relajadamente pasiones, dolores y placeres de su vida y su carrera.

En cumpleaños al que vinieron muchísimos amigos y amigas, canciones de todas las épocas, grandes éxitos y otros temas menos recordados, el repaso de una obra, anécdotas de esas que el anfitrión sabe contar con tanta gracia. Y también un público feliz, agradecido, incrédulo por momentos de estar en el cumpleaños del artista admirado y vivir de esta manera el festejo. León Gieco cumplió 70 años y festejó en el Centro Cultural Kirchner, en un concierto en el que artistas de distintas generaciones y procedencias interpretaron sus temas, por momentos juntos a él. Transmitido a todo el país por streaming y por la radio y la televisión pública, y con una previa que también reunió recuerdos y artistas (ver aparte), los 70 del "León nacional" se convirtieron en una gran fiesta popular.

Ricardo Mollo, Teresa Parodi, Víctor Heredia, el gran ladero y coautor de hermosas canciones con León Luis Gurevich, Gustavo Santaolalla desde Los Angeles, Raúl Porchetto, Juan Carlos Baglietto, Lisandro Aristimuño, Eruca Sativa, Los Tipitos, Javier Malosetti, Andrés Giménez, Joana Gieco, Bruno Arias, Liliana Vitale, Mavi Díaz, Barbarita Palacios, Nadia Larcher, Abel Pintos, entre otras y otros artistas, festejaron a lo largo de más de tres horas el cumpleaños con la música de León, junto a una orquesta dirigida por Lito Vitale.

Como suele suceder en los cumpleaños, los invitados musicales compartieron la fiesta en mesitas ubicadas a un costado del escenario. Sobre la mesa principal "bendecía" toda esta movida una imagen de Spinetta, casi a modo de estampita.

La celebración comenzó ya desde las 18, con la transmisión de la radio pública por la que iban pasando diferentes artistas, y ya en el auditorio, con los videos de feliz cumpleaños que mandaron personalidades de la cultura, las artes, la política y los derechos humanos de todo el mundo (ver aparte). Entre el público siguieron el cumpleaños el ministro de Cultura, Tristán Bauer, y Víctor Hugo Morales, que al ingresar al Auditorio Nacional recibió una ovación del público.

"Yo chateé con Perón"
Brillaron las canciones, grandes momentos de fiesta y entusiasmo catártico como "Pensar en nada", con Santaolalla desde la pantalla y Gieco encendido con su voz y su armónica desde acá, en una combinación que levantó a todo el público en la Ballena; otros muy intimistas como "Cinco siglos igual", cantado por Abel Pintos a capella vía grabación; otros que golpearon por su brutal actualidad como "El ángel de la bicicleta", desgarradoramente inteprepretada por Nadia Larcher. Pero brilló también el relato de Gieco, que fue recorriendo vida y obra entrevistado por Mikki Lussardi, directora de Nacional Rock, y Mex Urtizberea. La más increíble fue la que el homenajeado resumió así: "Yo chateé con Perón".

Lo tiró como un título gracioso y despertó la carcajada general, pero resulta que algo así pasó: recién llegado a Buenos Aires y trabajando como "telexista", pasaba los télex que le dictaban Héctor Cámpora y Miguel Bonasso para el General. "Era el antecedente del chat, y yo me quedaba escribiéndoselos a Perón, ¡así que yo chateé con Perón!", concluyó entre risas Gieco.

Los comienzos
Antes, mientras el público esperaba para que comenzara el concierto, el entusiasmo era tal que la gente comenzó, por su cuenta, a corear "Carito". Inauguró el escenario Ricardo Mollo interpretando "Hombres de hierro", del primer disco de León, en 1973: precisamente, la primera canción que el cantante y guitarrista de Divididos escuchó de Gieco. Fue el comienzo soñado para un público que mostró su admiración y, sobre todo, su cariño, al hombre de Cañada Rosquín de esta y de diversas maneras.

"Esta canción es un afano total a 'Blowin' in the wind'", se rió Gieco tras contar, una vez más, el modo en que compuso el tema. De aquella época en la que "imitaba a Bob Dylan" llegaron, también de su primer disco, "Seamos todos caballos" (Diego Smolovich bajó entre el público tocándola en guitarra y armónica, recreando al Gieco que llegaba a Buenos Aires) y "Todos los caballos blancos", a cargo de un encendido Raúl Porchetto, en lo que fue uno de los momentos altos del concierto.

Hubo más de los comienzos: Víctor Heredia interpretó "La colina de la vida", volvió así sobre una canción que ha compartido en tantos escenarios con León, y que quedó registrada a dúo en el disco en vivo de sus conciertos de 1999 en el Opera. Una unión que quedó representada con más imágenes en la pantalla, un recurso que a lo largo de la oche sirvió para potenciar las emociones de lo que sucedía en escena.

El recorrido (abarcativo y a la vez imposible de lograr ser completo, o de contentar a todos y todas entre los presentes, tratándose de una obra tan felizmente prolífica) sumó temas de diferentes épocas y discos de León. Pero muy especialmente de su primer disco, aquel con el que todo empezó.

Otro tema de aquel debut fue "Si ves a mi padre", y la producción dio en el clavo convocando a Chizzo Nápoli para hacerla, que encontró el punto justo de potencia y expresividad. Apareció así el recuerdo de aquella figura importante en su vida y en su carrera, que también era músico y que lo impulsó a venir a Buenos Aires, y al que, recuerda siempre Gieco, volvía siempre a mostrarle los temas de sus discos. "Esa vez volví al pueblo a mostrarle el tema, orgulloso, y resulta que mi viejo había caído en cana, porque tomaba un poco, jugaba a las cartas", recordó León entre risas. "Pregunta por mi padre, y te sabrán decir, que es un campesino, amigo del sol", dice la canción. "Fui al boliche del pueblo y uno que siempre era el más gracioso me dijo: 'tu viejo es amigo del sol pero está a la sombra!'", remató.

De himno en himno, la original y fructífera reunión de Los Tipitos y Ligia Piro avanzó con "En el país de la libertad", el primer tema del primer disco de León; su primer himno, también.

Himnos argentinos
Tras un diálogo en el que León señaló su dupla con Luis Gurevich como "un antes y después, yo sentía que me estaba autoplagiando", la hermosa "Todos los días un poco" provocó otra gran reunión, con Gieco, "Guro" y Teresa Parodi. Los tres están entrelazados, entre otras cuestiones de la música y la amistad, por el trabajo del ECuNHi, el Espacio Cultural Nuestros Hijos, que las Madres de Plaza de Mayo llevan adelante en la ex Esma.

Siguieron repasos como el del gigantesco proyecto De Ushuaia a La Quiaca. Gieco recordó la influencia que tuvo en él Leda Valladares, y llegó el momento del yaraví que Leda recopiló en Humahuaca, "Canto en rama". Lo hicieron Andrés Giménez y Joana Gieco, hija de León e integrante de la banda de Ricardo Iorio.

También apareció el recuerdo de Mundo Alas, otro proyecto enorme y único, que se extendió en conciertos por el país, una serie, una película, y recibió una cantidad también única de distinciones, se enorgulleció Gieco. En "La memoria" se sumaron a bailar Demián Frontera y María Laura Vicenti, recreando uno de los momentos cumbres de aquel proyecto inclusivo. Y, para el final, el armoniquista y compositor Pancho Chévez, el gran motor de Mundo Alas: "Tuve la mala idea de pasarle el teléfono de Néstor Kirchner cuando era presidente. No paró hasta conseguir lo que necesitaba para el hogar, y para poder hacer música. Néstor terminó invitándolo a un concierto en el Salón Blanco. Así que él fue el germen de todo lo que siguió", volvió a contar León.

Como ocurre con las grandes canciones, las de Gieco se cantan, celebran y gritan en tiempo presente. Ayer impactó especialmente por su actualidad el grito de "El ángel de la bicicleta": ¡Bajen las armas, que aquí sólo hay pibes comiendo! León la escribió después de que la policía santafecina asesinara a Pocho Lepratti en 2001. El nombre de Lucas González, asesinado por la policía de la Ciudad, y el de tantos pibes muertos por la violencia institucional sistémica, resonó ahora a través de esta canción. "¡Basta de gatillo fácil, dejen de matar a los pibes!", gritó Nadia Larcher después de dejar una estremecedora versión del tema que León compuso con Luis Gurevich y grabó en Por favor, perdón y gracias.

El final de fiesta fue con todos y todas en el escenario, y dos himnos argentinos: "La cultura es la sonrisa", y "Sólo le pido a Dios". Con el público agradeciendo, entre lágrimas y risas. Y con la ratificación de que quien cumplió años, y lo celebró de este modo, fue uno de los más grandes artistas de los que puede enorgullecerse este país. Nuestro León nacional.

Otro desfile en la previa
La espera por el concierto en el Auditorio Nacional estuvo matizada por una serie de videos especiales que sirvieron para demostrar la amplitud y extensión del amor por León. Hubo muchos mensajes de artistas, comunicadores y personalidades de la cultura, con expresiones profundamente emotivas como el mensaje de Taty Almeida, Carlos Pisoni de H. I. J. O. S., referentes de Conduciendo a Conciencia, y momentos de franca hilaridad como el saludo de Gillespi y Alejandro Dolina. Pero hubo también lugar para los anónimos: resultó impactante el compilado de reflexiones de gente de a pie en la calle, a la que se le preguntaba de qué era sinónimo León y en rápida sucesión se repitieron las palabras libertad, lucha, compromiso, alegría, derechos humanos. Veredictos inapelables del pueblo.

La previa también dio oportunidad para que en la transmisión que realizaron los medios públicos para todo el país se hicieran presentes en un estudio montado en el CCK varios de los artistas que subirían al escenario poco después. Víctor Heredia, Teresa Parodi, Los Tipitos, Ricardo Mollo, Chizzo Nápoli, fueron algunos de los participantes que coincidieron en señalar su satisfacción y alegría por compartir el gran festejo de León. Entre las varias reflexiones, también se repitió el concepto de que "había que estar".

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